Hervir los tallarines en abundante agua con sal hasta que estén “al dente”.
Mientras se cuece la pasta se prepara el aliño poniendo en la sartén 8 cucharadas de aceite de oliva y los dientes de ajo que se habrán machacado dándoles un golpe para que se abran un poco.
Cuando el ajo está bien dorado se retira del aceite.
Escurrir la pasta, aliñarla con este aceite aromatizado y un poco de pimienta negra recién molida.
Servirlos al momento junto con un recipiente con parmesano rallado para que cada comensal se sirva si lo desea.