Cortar las puntas de costilla en trocitos pequeños y ponerlos a rehogar en una cazuela de barro con el aceite de oliva.
Cuando la carne comience a dorarse se añade la cebolla pelada y picadísima.
Una vez la cebolla está doradita se incorpora el diente de ajo pelado y picado. Seguidamente se añaden los tomates pelados, despepitados y picados, dejando que hierva todo en conjunto hasta que los tomates pierdan su agua.
En ese punto se espolvorea una cucharadita de harina y se remueve bien con una cuchara de madera, añadir las hojas de laurel y mojar abundantemente con agua. Dejar que la carne se cueza durante un buen rato a fuego medio/bajo.
Finalmente se añaden las patatas, sazonar y dejar cocer hasta que las patatas estén blanditas y la carne muy tierna.
Servir caliente en la misma cazuela.
Observaciones
4 personas
Un guiso tradicional muy económico que puede elaborarse con cualquier carne de vacuno de segunda, también resulta delicioso con carne de cerdo adobada.